La enfermedad de Parkinson es la segunda forma más frecuente de enfermedad neurodegenerativa y se caracteriza por una pérdida (o degeneración) progresiva de neuronas que participan en el control del movimiento. 

La degeneración neuronal de estos pacientes empieza años antes de la aparición de los primeros síntomas motores por lo que un diagnóstico precoz es fundamental.

La enfermedad de Parkinson es la segunda forma más frecuente de enfermedad neurodegenerativa y se caracteriza por una pérdida (o degeneración) progresiva de neuronas que participan en el control del movimiento. Esto da lugar a síntomas motores característicos de la enfermedad, como rigidez, temblor en reposo y lentitud de movimiento. Los pacientes también presentan síntomas no motores que se manifiestan antes que los síntomas motores y evolucionan a ritmos muy variables. A día de hoy la enfermedad de Parkinson es incurable y al ser una patología neurodegenerativa crónica y progresiva es a su vez altamente incapacitante. Actualmente no se conoce la causa de la enfermedad, aunque se considera que podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento del organismo. Más de 6 millones de personas tienen Parkinson en el mundo, y alrededor de 160.000 personas están afectadas en España. Con el incremento progresivo de la esperanza de vida se estima que el número de casos de Parkinson se duplicará en los próximos años.

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es fundamentalmente clínico, en base a la exploración neurológica del paciente, ya que no existe por el momento ningún marcador bioquímico de la enfermedad. Sin embargo, la degeneración neuronal en estos pacientes empieza varios años antes de la aparición de los primeros síntomas motores, por lo que en el momento del diagnóstico el paciente ya ha perdido una gran cantidad de neuronas, lo que dificulta el desarrollo de nuevos tratamientos curativos. Por lo tanto, es fundamental poder detectar de forma precoz el inicio de la pérdida neuronal en estos pacientes, preferentemente antes que aparezcan los primeros síntomas motores.

Entre los síntomas no motores que presenta la enfermedad de Parkinson destacan la depresión, ansiedad y los déficits cognitivos. Los síntomas depresivos afectan a más del 40% de los pacientes con Parkinson, e incluyen tristeza, falta de motivación y apatía sobre actividades placenteras, insomnio o sueño excesivo, y pérdida de la energía.

Por ello en el Grupo de Neurofarmacología de Sistemas del IIBB-CSIC, el equipo de investigación liderado por la Dra. Analia Bortolozzi, Científico Titular- CSIC e investigadora CISBERSAM, estudia los circuitos cerebrales implicados en el control del estado de ánimo en la enfermedad de Parkinson con el fin de identificar marcadores bioquímicos tempranos para la detección precoz de la enfermedad.